(LUNES 6/6) Concluida la segunda vuelta electoral en Perú, todos los peruanos debemos sentirnos orgullosos y satisfechos por los resultados, que han colocado al señor Ollanta Humala en la primera magistratura.
Este triunfo, como lo ha afirmado MVLL, es un triunfo contra el fascismo; es un triunfo contra la nefasta dictadura de los 90, contra la impunidad y contra el olvido de todas las victimas de un régimen que hizo del país una chacra, un feudo y que quisieran convertirlo en un imperio dinástico y heredable.
El triunfo reivindica la dignidad de un pueblo que no ha olvidado las atrocidades de la dictadura fujimontesinista, caracterizada por el desgobierno, el monopolio de los poderes del Estado, la coalición mercantilista y delictiva con el empresariado y en el cual la infamia y la difamia fueron políticas de estado contra los ciudadanos que se oponían al régimen. Sin duda una de las más nefastas páginas de nuestra historia.
Felizmente eso pasó, felizmente eso no ha sido olvidado por el pueblo peruano, pero sobre todo, felizmente se ha inaugurado una nueva etapa en el manejo y la gestión de un país que con un gobierno nacionalista de concertación, deberá señalar la consolidación de una democracia real, que reconozca a todos los peruanos como tales y que no divida al país en peruanos de hecho y peruanos de derecho, como magistralmente lo señaló el escritor Julio Cortázar en su libro: Alto el Perú.
Es momento de forjar la unidad de un país que necesita generar igualdad de oportunidades, de deberes e igualdad de derechos para todos los que vimos la luz y tomamos nuestro primera inspiración de aire aquí; y que debe enterrar, de una buena vez, la nefasta idea de que el Perú es Lima y que Lima es San Isidro, Surco, Miraflores y La Molina, si no acabamos con esto que es nuestro verdadero complejo nacional, entonces no avanzaremos ni un ápice en el cambio de nuestro país.
A emprender la tarea señor Ollanta Humala, presidente electo del Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario