viernes, 5 de diciembre de 2014

Signo y grado Ascendente: la puerta por donde fluye la energía astral

Retrato de Dante Alighieri por Sandro Botticelli
"Surge ai mortalli per diverse foci
la lucerna del mondo; ma da quella
che cuatro cerchi giugne con tre croci,
con miglior corso e con migliore stella
esce congiunta, e la mondana cera
piú a suo modo tempera e suggella"

"Por más de un abra ante el mortal despunta
la lucerna del mundo; mas de aquella
que tres cruces y cuatro cercos junta,
con mejor curso y con mejor estrella
conjunta sale y la mundana cera
más a su modo remodela y sella"[*]
Canto I: 37 - 42
Dante Alighieri: Comedia, Paraíso


(LUNES 1/12/2014 – VIERNES 5/12/2014) Un tópico bastante común en el lenguaje coloquial cuando de Astrología se habla, es escuchar a las personas afirmar que no poseen, ni se identifican con las características psicológicas y de personalidad que los astrólogos le asignan a su signo zodiacal, según su fecha de nacimiento.

Esto que molesta a muchos astrólogos fundamentalistas, es sin embargo una verdad de Perogrullo. Nada está más lejos de la realidad que pretender encasillar a una persona por las características de su signo solar, es decir por la posición que ocupaba el Sol dentro del Zodiaco en el momento de su nacimiento; toda vez que tan importante como el signo solar, es el signo ascendente que lo establecemos a partir de la hora y el lugar de nacimiento de la persona y aún más importante es la posición que ocupaban los planetas el día y hora de su nacimiento. De la importancia del signo Ascendente nos ocuparemos en esta entrada.
¿Por qué las generalizaciones son absurdas en Astrología?

Si tuviéramos que buscar algunas de las causas por las cuales la Astrología moderna cuenta con tantos detractores, sin duda tendríamos que admitir que los responsables son los popularmente llamados horóscopos mediáticos (incluyendo aquí obviamente los difundidos por Internet).

Cualquier horóscopo o indicación astrológica que se realice sin considerar la carta astral de cada persona, es decir sin considerar la posición que tenían todos los planetas al momento de nacer una persona, son solo artimañas que utilizan los vendedores de humo para atraer lectores, clientes o seguidores; ya que en realidad lo que hacen es lanzar frases casi siempre edulcoradas y optimistas a modo de guantes para que se lo ponga quien sienta que le caiga.
¿Qué es una generalización en Astrología?

En Coaching Astral entendemos por generalización astrológica a toda indicación que se realiza dentro del marco de la astrología genetlíaca o personal a partir de la posición de los planetas en el día del análisis o pronóstico, sin considerar la posición radical de los planetas, es decir la posición que tuvieron los planetas cuando nació cada una de las personas a quienes va dirigido dicho análisis o pronóstico.
Que el Cielo influye en nosotros todo el tiempo y a cada momento es cierto. Lo que no es cierto es que dicha influencia sea uniforme y siempre la misma para todos. Por ejemplo, si a una persona nacida bajo el influjo del signo Piscis, con el Sol conjunto con Marte y con Júpiter en Géminis en cuadratura con su Sol y por tanto con Marte, le decimos: “el tránsito de Júpiter en Piscis es un tiempo de crecimiento y expansión que deben aprovechar para lograr todos los objetivos que se proponga alcanzar”,  le estaríamos mintiendo.

Decir esto, equivale en Medicina a darle un placebo a un enfermo de una infección galopante, pensando que con la gragea edulcorada aquel mal se va a detener. Podrá pasar seis veces en su vida Júpiter sobre Piscis y tocar su Sol (si llegara a los 72 años de vida) y siempre el efecto será negativo, porque prevalecerá el influjo natal de la conjunción Sol-Marte en cuadratura con Júpiter natal. Esto es un ejemplo de una generalización absurda y además nefasta.
La generalización del Signo Solar

Por nuestra fecha de nacimiento todos estamos sujetos al influjo de nuestro signo solar, es decir el influjo de las características solares propias del signo zodiacal en el que se encontraba el día de nuestro nacimiento.

Si bien esas características forman parte de nuestra identidad esencial, es solo eso, una parte constitutiva de nuestra identidad. Entendernos cabalmente, implica conocer nuestros signo Ascendente (signado por la hora en que nacimos) y entender las características y cualidades que incorporan a nuestra personalidad la posición de la Luna y los planetas (desde Mercurio hasta Plutón), a partir de su localización en nuestra carta natal y, además, entender la modificación que experimentan estas cualidades y características, por la sinergia que se establece entre ellos considerando los Aspectos que forman entre ellos.
De ahí que todos los “horóscopos” mediáticos: “Aries: bla, bla, bla, Tauro: bla, bla, bla (…) Piscis: bla, bla, bla”, son  eso: bla, bla bla y si a algún desprevenido lector, le pareció acertado porque coincidió con sus experiencias diarias, se lo debe atribuir no a la exactitud de las predicciones de los horóscopos mediáticos, sino a la falacia de  causa falsa, descubierta por los antiguos griegos y según la cual a ciertos hechos, tendemos atribuirle una causa que no es real.

¿Qué es el signo Ascendente?
Mucho se ha escrito sobre el signo Ascendente. Desafortunadamente no siempre con precisión, a la luz de la casuística y las evidencias que nos proporciona el estudio de cientos y miles de cartas natales.

María Rosa Sanjuán[1], afirma en su libro Las Casas Astrológicas que el Ascendente representa la personalidad, en el supuesto previo que el Sol representa la espiritualidad y la Luna la emotividad; o también en el supuesto que el Sol represente el Carácter y la Luna el temperamento.
De ser cierto esto, la personalidad sería una realidad dada de antemano y su construcción no sería –como lo afirmó C. G. Jung-  una de las tareas más penosas  impuestas al espíritu. En  términos prácticos si lo que afirma Sanjuán fuera cierto, entonces el Ascendente y por ende la carta astral en su conjunto, serían deterministas y no habría posibilidad alguna de que las personas ejerzan su libre albedrio.

Errado desde todo análisis, ya que como sabemos la personalidad es una construcción personal y heroica las más de las veces; construcción vinculada  con el proceso que Jung llamó individuación que es precisamente el proceso de diferenciación que tiene por objeto el desarrollo de la personalidad de cada cual.
Martin Schulman[2] en su libro El Ascendente, con el subtítulo interior La puerta kármica, afirma también que el Ascendente es la personalidad “(…) Así pues, el ascendente simboliza la personalidad de un individuo, ya que la personalidad es sencillamente el modo en que el ser interior lo pone en contacto con el entorno externo (…)” y luego desarrolla una endeble teoría sobre el karma impersonal (fuerzas interactuantes desde el entorno de la persona) que relaciona con el Ascendente del lugar o localidad en que se reside, el mismo que al cambiar cada 2 horas (como en efecto cambia el Ascendente a lo largo de las 24 horas del día) haría cambiar los intereses y los rasgos de personalidad del nativo.

Esto también es una generalización absurda. Tal como hemos afirmado el Cielo influye en nosotros todo el tiempo y a cada momento, eso es cierto, pero no es cierto que la influencia se ejerza principalmente por el movimiento del Ascendente local o karma impersonal para Schullman, sino también como lo hemos afirmado por el conjunto de las interacciones del Cielo (de un lugar y una hora determinada) con el Cielo natal de la persona.
Una persona con esta carta natal ¿qué horóscopo debería leer? Libra por signo solar o Piscis por signo Ascendente. En Coaching Astral le recomendamos no leer ningún horóscopo mediático.


Donde sí resulta importante la interacción del Ascendente local con las casas natales y no solo con el Ascendente natal, es cuando levantamos la carta de la revolución solar;  carta anual en la que el Sol ocupa nuevamente el lugar que ocupó al momento del nacimiento. También esta interacción es importante, cuando levantamos la carta de la revolución lunar, que es la carta mensual que se configura cuando la Luna vuelve a ocupar el lugar que tuvo en nuestro nacimiento.

¿Cuál es el verdadero rol del Ascendente y cómo debemos entenderlo?
Para responder esta pregunta, nos apoyaremos en dos importantes contribuciones de la Psicología. Los factores constitutivos de la personalidad según el psicólogo estadounidense James O. Whittaker y la definición de personalidad de Erich Fromm.

Según Whittaker[3] la personalidad es la suma de tres factores: la herencia, el medio ambiente y la maduración. La herencia es decir el conjunto de características psicológicas, físicas y mentales que provienen como legado de nuestros progenitores, son para él la base de la personalidad. Esa herencia llega a un medio ambiente determinado, del cual recibe una serie de estímulos e influencias que la modelarán en lo positivo y lo negativo. Pero es  la maduración la que determina el modo asimilativo en que se ha de verificar esta influencia.
Si tuviéramos que encajar –lo cual no es necesario desde la perspectiva puramente astrológica- el rol del Ascendente en los factores constitutivos de la personalidad enunciado por Whittaker, sin duda alguna, tendríamos que vincularlo con el proceso de maduración.  

Visto así el Ascendente es en principio un componente de la carta Astral sumamente importante y dinámico, es la forma como materializamos nuestra energía solar. Para decirlo de un modo claro, mientras la energía solar es la expresión más cercana a nuestro espíritu (el Nous de Platón), el Ascendente es más bien la predisposición y la herramienta que poseemos para aterrizar en el plano terrestre esta energía.
Llevado esto a la definición de personalidad que nos proporciona James Whittaker, debemos señalar que el Ascendente nos proporciona los recursos para ese proceso tan individual y tan propio de cada cual, que llamamos maduración, pero no es la personalidad, cuya construcción es la tarea más difícil que tiene el espíritu tal como lo afirma  C. G. Jung.

El Ascendente desde la definición de personalidad de Erich Fromm
Erich Fromm[4], autor de innumerables e importantes libros, en su texto Ética y Psicoanálisis define así la personalidad:

“Entiendo por personalidad la totalidad de cualidades psíquicas heredadas y adquiridas que son características de un individuo y que hacen al individuo único. La diferencia entre las cualidades heredadas y las adquiridas es en general sinónima de las diferencias entre temperamento, dotes y todas las cualidades psíquicas constitucionales, por una parte, y el carácter, por la otra. Mientras que las diferencias de temperamento no tienen significado ético, las diferencias en el carácter constituyen el verdadero problema de la ética; son la expresión  del grado en que un individuo ha tenido éxito en el arte de vivir”[5]
Si analizamos esta definición, no existe duda que para Fromm es el carácter el que expresa las características psíquicas adquiridas, carácter que más adelante define como “(…) Los modos específicos de relación de la persona con el mundo exterior. En le proceso de la vida el hombre se relaciona con el mundo: 1) adquiriendo y asimilando objetos y 2) relacionándose con otras personas (y consigo mismo). Llamaré al primero el proceso de asimilación; al segundo el proceso de socialización (…)”[6]

Esto corrobora aún más la concepción que el sobre el Ascendente tenemos en Coaching Astral, en el sentido de que el Ascendente representa la maduración y sólo de algún modo el carácter con el cual finalmente los hombre logramos desarrollar nuestra personalidad y no la personalidad en sí misma. El Ascendente es, finalmente, ese punto astral, que al modo de una puerta giratoria abre y cierra las energías celeste en nuestra existencia terrena (domificación), por el que fluyen todas las energías astrales y que nos permite individuarnos, es decir: diferenciarnos de los demás a través de esa tarea vitalicia que es vivir (valga la redundancia) y esa otra tarea (también vitalicia) que es construir nuestra personalidad.


[*] El genio de Dante Alighieri no fue ajeno a la Astrología, más bien siempre estuvo cercano al saber astrológico, al punto que en estos tercetos describe con suprema belleza el significado del Ascendente. Abra es el nombre que se le daba a los diferentes puntos por donde sale el Sol y que varía según la estación (astrológicamente varía en el Zodiaco según la hora, el día y el lugar en que se nace). Lucerna del mundo, la luz del mundo. Los cuatro cercos son: (1) el horizonte (donde nace el Ascendente y su contraparte el Descendente en una carta astral), (2) el ecuador, (3) la eclíptica y (4) el coluro equinoccial o coluro de los equinoccios, que, al cortarse forman las tres cruces que refiere en sus versos.

Cuando afirma "mas de aquella / que tres cruces y cuatro cercos junta, / con mejor curso y con mejor estrella / conjunta sale, y la mundana cera / más a su modo remodela y sella", nos dice que del curso (posición de los planetas en el momento en que nacemos) y la estrella (sin duda alguna el Sol, centro de nuestro sistema planetario y eje en la interpretación astral) que los mortales tenemos en nuestra carta natal -que junta los cuatro cercos antes señalados- depende nuestro devenir, pero que es la sustancia del mundo y la vida terrena (la cera mundana) la que -finalmente- modelará y sellará este destino. Este es el rol del Ascendente explicado y descrito, repito, con belleza suprema por el genio de Dante Alighieri, sin duda un conocedor y estudioso de la Astrología.

[1] SANJUAN, M.R.: Las casas astrológicas. Ediciones Obelisco S.A. España, 1986.
[2] SCHULMAN, Martín: El Ascendente. La puerta kármica. Ediciones Índigo. Barcelona, 1992.
[3] WHITTAKER, James O.: Psicología. Editorial Interamericana. Tercera edición. México, 1977.
[4] FROMM, Erich: Ética y Psicoanálisis. Fondo de Cultura Económica. México, 1953.
[5] ____________: pp. 60.
[6] ____________: pp. 67.