miércoles, 22 de junio de 2011
El Sol en Cáncer
(MIÉRCOLES 22/6/2011) Ayer a las 17: 17 hora del Tiempo Universal Coordinado, 12:17 hora de Lima y 14:17 hora de Buenos Aires, el Sol ingresó al signo de Cáncer. Como siempre lo afirmamos el ingreso del Sol en cada signo es un acontecimiento astrológico relevante, toda vez que marca el inicio de la influencia solar en dicho signo, marcando un período beneficioso, en este caso, para los nativos del signo de Cáncer.
Cáncer es el primer signo del elemento agua en el Zodiaco. Es un signo femenino y cardinal que ocupa en el Zodiaco el arco comprendido entre el grado 90 y el grado 120. El planeta regente de Cáncer es la Luna, en este signo se exalta Venus y se encuentran en exilio Urano y Saturno (regente de Capricornio que es el signo opuesto a Cáncer); en tanto que Marte se encuentra en caída.
Después de la energía indiferenciada de Aries (signo de fuego), cuya frase clave es “Yo Quiero”, la energía solar se ralentiza en Tauro (signo de tierra) por lo cual los nativos del signo del Toro, conservan y guardan su energía guiándose por la frase “Yo Tengo”. En Géminis (signo de aire), la energía se vuelve intelectiva, activa y sobre todo más oportunista (por Mercurio su planeta regente) apropiándose del mundo de un modo cognitivo: “Yo Pienso” y es en Cáncer el signo en el que la energía se focaliza en sí misma y se vuelve más personal y más humana, de ahí que los nativos del signo del Cangrejo diferencian marcadamente su mundo (interior) del mundo (exterior), guiándose por sus sentimientos y su intuición: “Yo Siento”.
La astróloga francesa Joëlle de Graveliane, en su libro Conózcase por su Signo Astral, define así al nativo de Cáncer. “El primer signo de agua es Cáncer, cardinal y regido por la Luna. El nativo del mismo está profundamente unido a la infancia, es un sujeto al que le cuesta más que a otros ingresar en el mundo adulto y desprenderse de los lazos maternos, Su inconsciente se halla por completo referido a la primera infancia, quizá incluso a la vida intrauterina. Compensa su nostalgia por un pasado ido para siempre mediante una intensa vida interior en la que recupera las sensaciones y las emociones pretéritas, tratando de construir un mundo que se parezca lo más posible al paraíso que ha perdido”
Las personas nacidas bajo el influjo solar del signo Cáncer (entre el 21 de junio y el 22 o 23 de julio) son extremadamente sensibles, intuitivas y muy vinculadas a sus primeras vivencias. Su mundo interior, la familia, el hogar, la nación y la patria en que viven y crecen, son para ellos referentes de seguridad y protección, que valoran y ponderan en ese orden por encima de todo. Los de Cáncer son personas con poca iniciativa, escasa agresividad (caída de Marte) y poco competitivos, no por falta de capacidad sino más bien por falta de interés.
Son personas hedonistas, ya que Tauro se exalta ahí. Pero sobre todo son personas que necesitan de un modo imperioso amar y ser amados. Cuando encuentran la persona idónea para hacerla depositaria de su afecto y sentimientos, los del signo del Cangrejo tienden a fundirse con su pareja, convirtiéndose los dos en uno. Es entonces cuando demandan protección, pero también cuando protegen como ningún otro nativo del Zodiaco lo suele hacer, ya que la protección que proveen es integral: propia y cercana a la protección materna.
Se apoyan en la tradición personal y familiar y sobre todo en la historia. Generalmente poseen muy buena memoria. Están gobernados por la Luna, esto los vuelve muy emotivos, profunda e inconscientemente emotivos. Pese a que muchas veces proyectan una imagen de seguridad y fortaleza, son extremadamente vulnerables y requieren de un modo imperativo de la aprobación de terceros, para construir un puente confiable entre “su mundo” y “el mundo”.
Cuando el Sol o la Luna se encuentran mal aspectados en la carta natal de una persona de Cáncer, entonces se convierte en una persona quisquillosa, vengativa y profundamente rencorosa; esta aflicción de las luminarias origina también características aduladoras y obsesivas; o lo que es peor los predispones a desarrollar conductas amatorias que asfixian y castran a los depositarios de sus afectos, sean estos la pareja o sus hijos. Los treinta días en los que el Sol recorre este signo, sin duda nos sensibiliza a todos y beneficia principalmente a los nativos del primer signo de agua.
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