(MARTES 3/05/2011) Hoy la Luna, regente de Cáncer, ingresó a su fase Nueva. Como se sabe la Luna es la luminaria que rige nuestras emociones, nuestros sentimientos y, claro, también nuestras pasiones. La Luna en el sistema solar y en nuestro ciclo diario es el complemento del Sol, ya que desde que el hombre aparece sobre la Tierra, este satélite le ha proveído iluminación por las noches, cuando el Sol se ocultaba.
Pese a estar, desde siempre, asociada a la protección nocturna, la Luna está a su vez llena de misterios, fluctuaciones y de vibraciones, tan dinámicas como desconcertantes. Su órbita alrededor del Zodiaco la realiza en 28 días, aproximadamente; es decir a razón de 1 hora, 52 minuto por grado o 56 horas por signo zodiacal. Esotéricamente la Luna representa el principio pasivo, como el Sol representa el principio activo y Mercurio el principio neutro; los tres principios necesarios para la generación, de lo cual nos ocuparemos en otra entrada. En Astrología la Luna representa al género femenino en general: la mujer, la madre, el hogar, la vida familiar, los parientes y las conocidas mujeres; pero también representa la memoria, el pasado, de ahí que mitológicamente, desde nuestro punto de vista, consideramos más apropiado vincularla con Mnemosina, la Diosa griega de la memoria, antes que con cualquier otra diosa.
Psicológicamente, la Luna está relacionada con la mitad femenina de nuestro psiquismo, es decir con el hemisferio derecho de nuestro cerebro, por tanto con la intuición, la integración holística, la emoción, la receptividad, la sensibilidad y todo nuestro fantástico y fascinante mundo interior, que podemos estudiar a través de la introspección.
En Astrología Mundana, rama de la astrología que se ocupa de eventos relevantes para una nación o para el mundo en general, la Luna representa al pueblo, a la gente común. En la Astrología Organizacional, encargada de estudiar las empresas e instituciones, la Luna representa a los operarios y los trabajadores en general, su sentir y sus percepciones con relación a la dirección corporativa.
Pese a su importancia primordial en la carta natal de una persona, sin cuya interpretación demediaríamos la personalidad y el temperamento del consultante, la Luna tiende a ser menospreciada cuando se trata de analizar los tránsitos (el movimiento de los planetas con relación a los planetas natales) y más bien se pondera el tránsito de los llamados planetas semi-lentos y lentos como son Júpiter, Saturno, Urano Neptuno y Plutón. Recordemos aquí que para fines astrológicos, considerando nuestra perspectiva de observadores geocéntricos ( observadores que miramos el cielo desde la Tierra), la Luna y el Sol se consideran “planetas”, en realidad luminarias, y por cierto de suma importancia en la interpretación astrológica. Pero debe quedar claro que no considerar a la Luna en el análisis de los tránsitos es sin embargo un error, entre otras cosas, porque el efecto del tránsito lunar -pese a no ser duradero -muchas veces- es activador de otros efectos.
La razón del por qué se trabajan poco los aspectos de la Luna en los tránsitos está en la corta duración de sus efectos, cosa que no sucede en una carta natal. Si consideramos, por ejemplo, la Conjunción (0° de distancia entre dos planetas) y la oposición (180° grados), que son los aspectos con orbes más amplios en una carta natal (se considera su influencia 10° antes y 10° después), resulta comprensible la importancia que posee la Luna en la interpretación de la carta natal. En el mejor de los casos estaremos hablando de 20° de recorrido y de influencia del aspecto: 10° aplicativos, cuando la Luna se acerca al punto exacto de la conjunción y 10° separativos, cuando ya establecido el contacto y la Luna se aleja de la conjunción u oposición. En estos dos casos la duración sería de 37 horas, 20 minutos; esto es: poco más de un día y medio, para cuya alerta habría que calcular constantemente las aproximaciones de la Luna a los otros planetas. En los Trígonos o las Cuadraturas: 120° y 90° de separación respectivamente, el orbe es apena de 8 a 7 grados, con lo cual la influencia puede reducirse a un día o apenas a algunas horas, todo esto en una carta natal.
Aquí en Coaching Astral, estamos convencidos que la Astrología es el reloj divino, que marca nuestro devenir a partir de la conjunción de energías que recibimos como impronta al nacer; y tenemos como válida una figura para describir la importancia de la Luna en nuestra vida: Si asumiéramos nuestra existencia como el equivalente a un día con sus 24 horas, nuestra Carta Natal, sería a nuestra existencia lo que es la manecilla horaria a un reloj, la Revolución Solar (la carta que se levanta para el año que va entre un cumpleaños y el siguiente), sería el minutero y la Revolución Lunar (la carta para cada mes) sería el segundero. Así de importante es la Luna, ya que nos permite determinar con precisión el momento en el que se van a activar determinados eventos en nuestras vidas. A esos mensajes que nos trae la Luna, en cada Revolución Lunar, les llamamos “Mensales”
Por qué la Luna Nueva renueva nuestras emociones
El ilustrado astrólogo Dane Rudhyar, en su libro The Lunation Cycle, identifica ocho fases de la Luna; fases que nuestros lectores pueden identificar a lo largo del mes en el Gadget Fases de la Luna que se encuentra al lado izquierdo de la página principal. Sin embargo, de manera casi generalizada astrológicamente trabajamos con las cuatro fases lunares que todos reconocemos.
Las Ocho Fases de la Luna
Hoy estamos iniciando la fase de Luna Nueva que es cuando se inicia el ciclo lunar. Por tanto es un tiempo de fundación, de inicios y de gran energía. Esta Luna es especialmente buena para comenzar las actividades que deseamos que se mantengan en el tiempo: dietas para adelgazar, por ejemplo; y en general para iniciar cualquier proyecto, plantar semillas, iniciar tareas etc.
Habiéndose iniciado en los 12° de Tauro, primer signo de tierra, esta Luna Nueva es especialmente favorable para los proyectos materiales y concretos; pero sobre todo serán días especialmente favorables para ejercitar, desarrollar y concretar nuestras visualizaciones, por medio de la cooperación del Universo con nuestra Mente. Sin afán sexista alguno y, menos aún, sin usar de modo sexista el lenguaje, no podemos terminar esta pequeña nota sobre la Luna sin señalar que, precisamente, por la relación que hay entre las féminas y esta luminaria es que las mujeres poseen ese discreto, unas veces, y otras veces manifiesto pero siempre misterioso encanto, que sólo ellas tienen y que las hacen tan seductoras como impredecibles, igual que la Luna que cambia de talante cada 56 horas, conforme va pasando de un signo a otro en su órbita mensual alrededor del Zodiaco.